jueves, 16 de junio de 2011

Creo que los lectores son felices cuando son muy activos

Lydia Davis, escritora. La edición de sus cuentos completos confirma la altura de una autora breve, concisa y con mucho humor






A Lydia Davis (Northampton, Massachusetts, 1947) no le hacen falta muchas palabras para contar cosas. A veces basta con un par de frases, como en Compañera, una las historias de los Cuentos completos, que publica Seix Barral (en traducción de Justo Navarro). Dice así: "Nos sentamos juntas mi digestión y yo. Leo un libro y ella trabaja con ahínco en el almuerzo que acabé hace un rato".
Sería demasiado aventurado decir que Davis ha inventado un género literario propio, despojado de detalles, pero se encuentra entre los mejores. Sus personajes y los lugares no suelen tener nombre, pero eso no se convierte en un estilo frío. Todo lo contrario: historias, cálidas, llenas de humor e, incluso, ternura, tratan de temas mundanos (sin olvidarse ni siquiera de la escatología) o mucho más cercanos. Algunos han calificado sus escritos de "flash fiction".
Davis, hija del maestro y escritor Robert Gorham Davis y Hope Hale Davis, es también una reconocida traductora al inglés de las obras de Flaubert y Proust, dedicación que compartió con su exmarido Paul Auster. En Nueva York, a mediados de los setenta, los dos sobreviven como pueden con estas labores y Auster comienza a trabajar sobre Pour un tombeau d'Anatole, de Stéphane Mallarmé. Juntos también traducen Vida /Situaciones, de Jean Paul Sartre. La relación entre ambos acaba en 1981, en una relación deteriorada además tras la sequía más grave de Auster, que en ese año se casa con la escritora noruega Siri Hustvedt.

A pesar de que el humor siempre figure de alguna manera, aunque sólo sea para no tomarse demasiado en serio, Lydia Davis construye a partir del conflicto, y en ese terreno la familia es el campo de batalla. En el relato ‘La madre' describe una relación asfixiante entre una madre y su hija. De hecho, la presencia materna, sostenida a lo largo de estos 20 años de trabajo, siempre es inquietante.

Los héroes de Lydia Davis son gente de poca monta, son la mayoría. Y el material del que se nutren sus relatos, por tanto, es la inseguridad, los sueños incumplidos y las pérdidas.
"No sabía si había sido él o el perro", es el arranque del cuento ‘Ventosear' al describir la primera cita de una pareja. Davis parte de lo trivial para transformarlo en un recurso para el asombro. Maestra en el retrato de vidas vulgares, vidas singulares.
En ‘La casa de atrás' presenta el enfrentamiento entre vecinos, la versión del qué dirán en EEUU. Unos no se hablan con otros, pero todos opinan de todos. Violencia y silencio, prejuicios y rumores. "La costumbre provocará que la gente de atrás recobre su raída pulcritud, el cáustico cotilleo de todas las mañanas contra la gente de la casa de delante, la frugalidad en las pequeñas compras, su decencia sin riesgos".
Directa y sencilla. Su estilo lima la retórica, desmiga la tercera persona y se olvida del recuerdo si no es para perfilar a sus criaturas. Todo en Lydia Davis es presente: "La comida de mi marido en la infancia era la ternera en lata. Lo descubrí ayer cuando vinieron unos amigos y empezamos a hablar de comida".

Lydia Davis vive en el norte del estado de Nueva York, cerca de la capital, Albany, donde enseña literatura en la universidad pública.

Fuente: Elpublico.es

miércoles, 15 de junio de 2011

La crisis reduce a la mitad la compra de libros en las bibliotecas

Las inversiones del Ministerio de Cultura para la adquisición de ejemplares se recortan un 50% respecto a 2010. Comunidades como Murcia y Catalunya no podrán optar a la subvención ministerial por su elevado endeudamiento.






Las bibliotecas públicas, que hasta 2009 vieron crecer sus presupuestos durante los últimos cinco ejercicios, sufrirán recortes por segundo año consecutivo: la partida para comprar libros se reduce a la mitad. Este año, el Ministerio de Cultura dispone de diez millones de euros para financiar, junto a lo que aporten las autonomías, la compra de ejemplares, frente a los 20 millones que invirtió en 2010. El fuerte endeudamiento de las autonomías, además, restringe la posibilidad de cofinanciación con algunas de ellas, al no contar con la preceptiva autorización de Hacienda, por lo que en algunos casos esa inversión, directamente, desaparecerá.
El año pasado ya se había reducido el presupuesto ministerial en otros diez millones con respecto a 2009, cuando la inversión alcanzó su techo: 30 millones de euros por parte del ministerio y cerca de otros 20 millones aportados por las comunidades, según fuentes del Ministerio. También en 2009 España superó por primera vez el indicador que fija la Unesco como el mínimo que deben cumplir los países desarrollados: 1,5 volúmenes por cada habitante. La inversión total por habitante se redujo en 2009, hasta los 1,34 euros per cápita, un 40% menos que el año anterior.

"El objetivo era superar ese indicador que España, aún siendo la cuarta potencia editorial del mundo, no cumplía. Y se ha cumplido", señala Rogelio Blanco, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, que a pesar del cambio de tendencia, mantiene el optimismo. "En 2004, el presupuesto que heredó el ministerio del gobierno anterior para la compra de libros era de 129.000 euros", recuerda. "Estamos poniendo en riesgo la recuperación de ese atraso", sostiene, al contrario, José Antonio Gómez, profesor de Biblioteconomía de la Universidad de Murcia. Los datos globales de la inversión bibliotecaria para 2010 aún no se han hecho públicos.
"Las bibliotecas sufren bastante los recortes porque se perciben como gasto y no como inversión", según José Antonio Gómez, autor de La biblioteca pública frente a la recesión, lo que termina convirtiéndolas en blanco fácil. "Cada euro que se invierte, sin embargo, genera mucho capital social: permite el aprendizaje permanente, ayudamos a la gente a mejorar sus competencias, a buscar trabajo, incluso hay personas sin recursos que van a la biblioteca a consultar internet", explica Gómez. En España hay actualmente 8.219 bibliotecas públicas: el 96% de ellas son de titularidad municipal.
Lectores desempleados
En efecto, los recortes coinciden con el papel cada vez más importante que muchas bibliotecas están desempeñando frente a la crisis: lugar de estudio y conocimiento para muchos parados, en algunas comunidades funcionan además como centro de formación para desempleados. "Muchos parados están aprovechando el desempleo para volver a estudiar y para regresar a la lectura", explica Mercè Muntada, presidenta del Colegio de Bibliotecarios y Documentalistas de Catalunya.
Las bibliotecas se están adaptando a las circunstancias, en más de un sentido. "Sentimos la crisis, pero además intentamos contribuir a mitigarla en lo que podemos", afirma Javier Aparicio, director de la Biblioteca Regional de Murcia, por donde pasan al día unas 3.000 personas, muchas de ellas paradas. Hace cuatro años, Murcia no distaba mucho del pleno empleo y ahora bordea la media nacional, un 21,3% a finales de mayo: "Nos hemos convertido en un centro de interés sobre cómo buscar empleo, realizar las entrevistas, etc.", añade.
Murcia es una de las comunidades que, debido a su alto nivel de endeudamiento, no podrá suscribir este año el convenio con el Ministerio. Si el año pasado esa comunidad invirtió casi 1.300.000 euros en comprar fondos (la mitad sufragados con el programa del Ministerio), este año la inversión será cero.
Catalunya tampoco recibirá este año ninguna subvención ministerial, por la misma razón: su fuerte endeudamiento. El convenio prevé una financiación conjunta, lo que supondría un aumento del gasto autonómico, por lo que el informe del ministerio de Economía y Hacienda ha sido también negativo. El año pasado, el acuerdo supuso una inversión de casi tres millones y medio de euros, que aportaron a partes iguales el gobierno central y el autonómico. Aún así, la Generalitat prevé destinar casi cinco millones de euros por su cuenta.
Tampoco firmará el convenio Andalucía, que el año pasado invirtió 900.000 euros. "La situación presupuestaria no lo permite", según Julio Neira, director general del Libro de la Junta. "Hemos preferido volcar el esfuerzo en las ayudas al fomento de la lectura en las bibliotecas", aclaró Neira, cuyo departamento dedicará 2.500.000 de euros a esos programas.
En otras comunidades, como Galicia y Extremadura, si bien han podido seguir recibiendo las ayudas, han visto cómo se han reducido en casi un 40% y un 25%, respectivamente. En el caso gallego, los recortes están afectando también a la programación de actividades culturales, que se subvencionan a través del programa Letras vivas. "La falta de liquidez está haciendo que se cierren los ejercicios presupuestarios de golpe y sin avisar", explica Isabel Blanco, Vicepresidenta de la Asociación de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas (Anabad-Galicia).
Frente a estos recortes, el ministerio ha mantenido las ayudas al sector editorial. Tanto para las revistas culturales con destino a las bibliotecas, como para los libros. En esta última partida, las ayudas han aumentado un 30%, a través de la compra de ejemplares, hasta los 3.700.000 euros


Fuente: El publico.es

martes, 14 de junio de 2011

Un país sin bibliotecas

La crisis económica amenaza el sistema de préstamo gratuito de libros en Estados Unidos, iniciado hace más de 160 años. También afecta a las librerías del país, convertidas en una especie en peligro de extinción.




"Por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo". John Steinbeck, uno de los más grandes escritores estadounidenses de mediados del siglo XX, era consciente de la
importancia del acceso a la literatura para el desarrollo de la sociedad. Vivió en primera persona los rigores de la Gran Depresión, pero salió adelante y convirtió su desdicha en una inolvidable colección de novelas que le valió el Premio Nobel de Literatura en 1962. Fue testigo de cómo la creación de una red pública de bibliotecas permitió el acceso a la alfabetización para los más desfavorecidos, al Estado del bienestar y a un nivel cultural con el que sus propios abuelos sólo podrían soñar. Sin embargo, el sueño de Steinbeck y su propio legado están a punto de perecer víctimas de una crisis económica y cultural que amenaza con acabar de un plumazo con el agonizante sistema estatal de préstamo gratuito de libros nacido en 1848 con la inauguración de la biblioteca de Boston.


Los datos que maneja la Asociación Nacional de Bibliotecas (ALA, según sus siglas en inglés) son estremecedores. Desde la llegada de la inestabilidad financiera, 438 de los cerca de 16.000 archivos literarios que hay en el país han cerrado sus puertas y varios centenares más están en la cuerda floja, entre ellos el de Salinas (California), cuna de Steinbeck y guardián de su obra. Esta pequeña biblioteca ya consiguió regatear la crisis en 2005 gracias a los 3,2 millones de dólares de un donante privado, a los que se unieron medidas de control del gasto, como la rebaja del 5% en los salarios de sus trabajadores, y a una considerable reducción del horario de apertura durante el verano: desde el cierre de los colegios en junio hasta el inicio del nuevo curso sólo permanece abierta ocho horas a la semana.
De forma parecida, todas las ciudades en Estados Unidos, grandes, medianos y pequeños núcleos urbanos, se están viendo obligadas a cerrar sus bibliotecas públicas o, al menos, limitar su horario hasta la mínima expresión. Cerrojazo a la cultura gratuita en Detroit, que estudia echar la persiana en todas sus sucursales, y Denver, dispuesta a cercenar el número de sedes a la mitad. Mientras, el estado de Michigan ya tiene fecha para cerrar tres de sus 103 bibliotecas, el 10 de junio.


La noticias no son mejores en Nueva York, donde gracias a estas instituciones circulan más de 35 millones de libros, CD y DVD cada año. El nuevo presupuesto de la ciudad para 2012 prevé un recorte de 40 millones de dólares en la financiación de bibliotecas públicas, además de la destrucción de 1.500 empleos.
Para los expertos de ALA, lo que los gobiernos locales, estatales y la mismísima Casa Blanca están haciendo con las oficinas de préstamo de libros es inconstitucional, ya que "las bibliotecas son un bien público esencial, un pilar fundamental en las sociedades democráticas". La asociación recuerda a los políticos que "el derecho de los ciudadanos a leer, buscar información y expresarse libremente en las bibliotecas está garantizado por la primera enmienda" de la Carta Magna estadounidense.



Pero las quejas de los bibliotecarios están cayendo en saco roto. Las bibliotecas públicas de todo el país son las víctimas preferidas de los asesores presupuestarios. En los últimos cuatro años, más de la mitad de los estados del país han recortado la ya ajustada financiación de las bibliotecas por encima del 10%. Los gobiernos estatales y locales con problemas de caja han visto en las bibliotecas una presa fácil. Un estudio de la Federación Nacional de Alcaldes afirma que, tras los servicios de mantenimiento de parques y jardines, los archivos de libros fueron la segunda opción preferida para pasar el cuchillo del ahorro: el 39% de los gobiernos locales reconoció que recortó el presupuesto a las bibliotecas durante el año pasado.
Para justificar la caza de brujas, los estadistas se basan en los informes que hablan de una caída del uso de estas instituciones para justificar los recortes. Desde mediados de 1990, la tendencia a la baja en el uso de la biblioteca ha sido bien documentada por medios y asociaciones. Con la rápida expansión de internet, los ciudadanos comenzaron a buscar respuestas en la forma más rápida y más conveniente. Una reciente investigación realizada por la Asociación de Bibliotecas de Investigación revela que las consultas se han reducido una media del 4,5% al año, mientras que los datos de circulación han caído al nivel de 1991.
Menos profesionalidad
Pero a este argumento también se le puede dar la vuelta: defender que las bibliotecas son mucho más que centros de lectura y que permiten a las personas sin recursos acceder a educación y utilizar nuevas tecnologías como ordenadores o internet. El Ayuntamiento de Filadelfia ha llegado a la conclusión de que los archivos públicos crearon un impacto económico en la ciudad de más de 30 millones de dólares en el año fiscal 2010. De hecho, se estima que 8.600 empresas no se han iniciado o mantenido sin los conocimientos adquiridos en la Biblioteca Pública de Filadelfia.
Con el presupuesto exprimido, si las bibliotecas quieren mantenerse abiertas, deben entregarse a la privatización. Varias sucursales de California se han visto obligadas a acudir a Sistemas de Bibliotecas y Servicios LLC (LSSI), una empresa que se compromete a mantenerlas en funcionamiento por menos dinero. "Las bibliotecas en California ya no podemos cumplir con nuestra misión básica", reconoce Clara DiFelice, responsable de la biblioteca del Distrito Beaumont, para quien "dejarse engullir por los depredadores a través de la privatización reducirá la profesionalidad de las bibliotecas".
El pasado mes de octubre, la biblioteca del municipio californiano de Santa Clarita fue la primera en retirarse del sistema del condado de Los Ángeles para firmar un contrato con LSSI. La decisión generó numerosas críticas y provocó que los votantes de California aprobasen la Proposición 22 en las elecciones legislativas de noviembre, impidiendo que el estado paliase su deuda desviando a sus arcas los fondos con los que se financian las bibliotecas. De hecho, el 93% de los estadounidenses cree que las bibliotecas, a las que acuden más de 87 millones de personas en todo el país, deben ser "un servicio público y gratuito".
Grandes y pequeñas librerías
La crisis bibliotecaria se ha trasladado también a las tiendas de libros. Tras el desmantelamiento de más de 200 establecimientos de la cadena Borders, en Estados Unidos apenas quedan 3.000 librerías, de las que únicamente entre 700 y 900 son independientes, es decir, no pertenecen a ningún gran grupo. Desde principios de año, varias librerías emblemáticas de todo el país han cerrado sus puertas esta semana, incluyendo la librería Cody de San Francisco, con más de medio siglo de historia y que se hizo famosa durante las protestas contra la Guerra de Vietnam dando cobijo a los estudiantes de la Universidad de Berkeley que huían de las cargas policiales y los gases lacrimógenos.
Detroit estudia cerrar todas sus bibliotecas y Denver, la mitad de ellas
"Simplemente no teníamos trabajo. Nos hemos convertido en un gran almacén de libros con muchos gastos y pocos ingresos". Así justificaba el cierre de sus tiendas Andy Ross, propietario de una cadena de librerías en la que en sus momentos de gloria firmaron autógrafos autores y personalidades como Norman Mailer, Bill Clinton, Jimmy Carter, Tom Robbins, Mohammed Ali o Salman Rushdie, que fue atacado con un cóctel molotov durante su visita a Cody.
Pero no sólo los pequeños libreros independientes se han llevado el golpe de la caída del interés por los libros en formato papel. El gigante Barnes & Noble, el mayor grupo de venta de literatura, cerrará su tienda insignia en Nueva York a finales de año. Situada en uno de los lugares más exclusivos de la Gran Manzana, en el número 4 de Astor Place, la cadena no puede afrontar el alquiler. Según reconoció la portavoz del grupo, Mary Ellen Keating, "nos gustaría estar allí, pero realmente no nos lo podemos permitir".
La pregunta que ahora se hacen los agentes del sector es: si la situación actual es grave, cuando aún el 70% de los libros se compran en librerías, ¿qué sucederá cuando, como pronostican los expertos, las ventas online lleguen al 75% en 2020?

Fuente: Elpublico.es

lunes, 13 de junio de 2011

La hora de los discípulos de Orwell

A los vampiros y elfos les ha salido un fuerte rival: las distopías. Aventuras y amor en sociedades del futuro sumisas al autoritarismo. Ally Condie, con Juntos, es la atracción del momento.




Ally Condie trasnocha para no restar atención a sus tres hijos con la escritura. Encarna a la perfección el estereotipo de soccer mom de un suburbio en la conservadora Salt Lake City, la capital de Utah y cuna de la Iglesia mormona. Es decir, una mamá centrada en llevar a sus niños a los partidos, pasar el fin de semana en un mall y llenar el jardín de huevos de chocolate en Pascua. Ni siquiera ella pensó que se convertirá en una superventas con la trilogía Juntos, del que Montena acaba de publicar el primer tomo. Quién iba a pensar que la poderosa Penguin sería capaz de pagar una cantidad de siete cifras por una escritora anónima tras una tensa puja con otros seis grandes sellos. ¡Y que saldría al mercado con 250.000 ejemplares! Bingo.



Entre tanto vampiro, elfo y adolescente desatado, el género distópico gana adeptos con novelas como Juntos, Los juegos del hambre (Suzanne Collins) o Soy el número cuatro (Pittacus Lore). Distopía, antónimo de utopía, describe unas sociedades futuras pero cercanas en el tiempo, en las que un Estado autoritario o totalitario manipula y controla bajo una fachada de benevolencia a una sociedad sumisa y triste. Ficción en la que, como es de esperar, el protagonista se rebela. En Juntos es Cassia, una chica de 18 años a la que el Gobierno empareja con su "hombre ideal" tras estudiar sus gustos y aficiones. A los 21 se casará y a los 24 será madre. Un tercero en discordia, tratado como un paria por la sociedad, le lleva a replantearse su vida taciturna en una sociedad en la que se controlan los sueños, todos visten igual con colores apagados y viajan en trenes que circulan por el aire.
"Me encantó 1984, de Orwell. Todos los escritores de novelas distópicas tenemos una deuda con él. Fue la primera novela de este género que leí y fue una experiencia inolvidable. Me he inspirado en varios autores, pero sobre todo en Lisa Mangum y Becca Wilhite, que son maravillosas". En su opinión, el mercado de literatura juvenil ha estallado y es "una habitación en la que cabe todo, también lo distópico, y eso resulta muy excitante para los lectores".
Más de treinta países han publicado ya Juntos. Condie saca pecho tras las buenas críticas recibidas y el aval de haber sido libro del mes en Amazon y de la temporada para la Asociación Americana de Libreros Independientes, amén de número 1 en ventas juveniles en su país. En la trama hay un claro equilibrio entre la aventura -que engancha a los chicos- y el romance, que embelesa a las adolescentes. "No lo he hecho conscientemente. Juntos trata sobre todo la historia de una chica que está aprendiendo. En la segunda parte hay mucha más acción. Tengo tres chicos y espero que un día quieran leer mis libros".

"Juntos trata de una oligarquía en contraposición a las dictaduras. Lo que he querido destacar es el miedo y las dificultades que pasamos cuando nadie está a cargo y no sabemos a quién quitar el poder. No creo que la gente ahora sea conformista. Realmente los jóvenes son nuestra única esperanza de que las cosas cambien y el mundo sea mejor". La idea de Juntos proviene de varias experiencias: "Personales, como el recuerdo de ir acompañado al baile del instituto; y universales, como enamorarse y convertirse en padre".
Condie -al igual que autores como Knister (Kika Superbruja) o Roberto Pavanello (Bad Pat)- fue durante años profesora. En su caso de inglés en institutos de Nueva York y Utah: "Me encantaba enseñar y es algo en lo que siempre pienso cuando estoy escribiendo. Lo echo mucho de menos. Me interesan los jóvenes que están experimentando todo por primera vez".
No hay best seller juvenil que no se convierta en película de mano de los grandes estudios que parecen haber encontrado en ellos un auténtico filón. Michelle y Kieran Mulroney, guionistas de la segunda parte de Sherlock Holmes, trabajan ya en su versión cinematográfica por encargo de Disney/Offspring Entertainment. "Yo me mantengo al margen", asegura Condie, a diferencia de la autora de Los Juegos del Hambre, Collins, que se ha volcado en la versión cinematográfica que se rueda estas semanas.
Condie dice no sufrir el síndrome del segundo libro. Le puede la ilusión: "Estoy ansiosa de ver cómo reacciona la gente ante la continuación. Ya he escrito el segundo y tengo el bosquejo del tercero. No creo que haya un cuarto libro, pero todo es posible". La opinión de los lectores y los medios no ha cambiado "ni un ápice mi forma de escribir la historia". "Supe desde el principio hacia dónde debía encaminarme y me encanta que los lectores se hayan sumado a este viaje del que se liberarán tras dos libros".


Fuente: ElPais.com.Babelia