jueves, 6 de octubre de 2011

Vuelve a España 'la maleta mexicana' de Robert Capa

El MNAC exhibe las imágenes de la Guerra Civil que se perdieron en 1939

"Fue en España donde nuestra generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma y que hay veces en que el coraje no tiene recompensa. Esto es, sin duda, lo que explica por qué tanta gente, el mundo entero, siente el drama de España como una tragedia personal", escribió Albert Camus en su Prefaci, L'Espagne libre de 1946. Estas palabras del autor de El extranjero cierran la exposición La maleta mexicana. El redescubrimiento de los negativos de la Guerra Civil Española de Capa, Chim y Taro, que se puede visitar en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) hasta el 15 de enero.

Decir que se trata de una muestra muy esperada es quedarse cortos, ya que es la primera vez que se pueden ver en España las fotografías perdidas que Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour, Chim, realizaron durante la Guerra Civil. El rastro de ese material se perdió en 1939, cuando el fotógrafo y ayudante de Capa, Tchiki Weiss, se las llevó de un París amenazado por los alemanes.


El montaje presenta unas 70 fotografías de las cuales 50 son copias de época además de contactos ampliados de algunas series completas, así como documentos que permiten contextualizar las imágenes, y revelan el impacto que tuvieron en el momento de ser publicadas. "Todo ese material aporta una información interesantísima sobre momentos cruciales del conflicto y sus protagonistas, al mismo tiempo que arroja luz sobre la manera de trabajar de los tres fotógrafos, pioneros del fotoperiodismo", apuntó la comisaria de la muestra y conservadora del ICP, Cynthia Young.

Weiss tenía el propósito de sacar de la Francia de Vichy la maleta que había preparado Capa y viajó en bicicleta hasta Burdeos con ese equipaje peculiar que contenía 126 carretes fotográficos con 4.500 instantáneas tomadas entre mayo de 1936 y marzo de 1939 por este trío de fotoperiodistas que mostró el drama español al mundo. En 1995, la maleta que albergaba ese valioso material fotográfico apareció en México, y en 2007 llegó al International Center of Photography de Nueva York (ICP). Tras un exhaustivo periodo de estudio, buena parte de esas imágenes se pueden visitar en una exhibición que también viajará a Bilbao y a Madrid.

Tres fotógrafos, un objetivo

La exposición no presenta fotografías de gran tamaño sino una selección de imágenes reproducidas a un tamaño discreto, acompañadas de un torrente de hojas de contacto. Para apreciar el contenido de los negativos puede que el visitante eche de menos una lupa, pero según cuentan los responsables del montaje, para eso está el catálogo editado en español por La Fabrica.

Aunque su nombre es el más popular, Robert Capa no protagoniza la exposición. "Por primera vez dedicamos la atención que se merece a Chim. Él, Taro y Capa trabajaban juntos en un estudio de París, y estos negativos permiten entender mejor su trabajo e identificar la autoría de cada imagen. Por eso, el valor de lo que había en la conocida maleta mexicana no es seleccionar las 50 mejores fotografías, sino transmitir el valor del conjunto", argumentó Young.

El recorrido, distribuido en ámbitos temáticos, arranca antes del estallido de la Guerra Civil y concluye en los campos de concentración de Francia. Están presentes las imágenes que realizó Gerda Taro en la batalla de Brunete en la que murió arrollada por un tanque en julio de 1937, y también las fotografías que tomó en Valencia de la inauguración del Segundo Congreso Internacional para la Defensa de la Cultura. Cita a la que acudieron unos 200 escritores de distintos países para condenar el fascismo.

Los tres fotógrafos se forjaron como fotoperiodistas en España, y con su trabajo comprometido contra el autoritarismo mostraron al mundo unas imágenes que la España fascista ocultó.
Fuente: Elpublico.es

miércoles, 5 de octubre de 2011

Stephan Hessel: "Luché contra Hitler y fui yo quien ganó"



El autor de '¡Indignaos!' publica 'Mi baile con el siglo', unas memorias con los campos de concentración como telón de fondo.



"Luché contra Hitler y fui yo quien ganó". Así de claro se ha expresado Stephan Hessel (Berlín, 20 de octubre de 1917), autor de¡Indignaos!, antes de la publicación de sus memorias en castellano prevista para este miércoles.

A sus 94 años, el autor del libro que inspiró al movimiento 15-M ha reflexionado sobre la vida asegurando que consiste en "la búsqueda activa de la felicidad" y que espera la muerte con "un cierto apetito".
Al echar la vista atrás en Mi baile con el siglo, Hessel reflexiona sobre la vida, la muerte y la escritura como salvación en los campos de concentración nazis. En su última publicación, el escritor francés cuenta cómo la muerte casi le atrapa en el campo de concentración nazi de Buchenwald, donde fue internado por haber luchado con la Resistencia francesa. Fue condenado a morir en la horca, pero "in extremis" cambió su identidad por la de otro preso fallecido de tifus. Un extraño regalo a su 27 cumpleaños.
Buchenwald, Rottleberode y Dora, campos de "exterminios sistemáticos", donde pudo conocerel "horror puro, absoluto" al pasar un día desnudando cadáveres, cubiertos de sangre y excrementos, a cambio de dos rodajas de salchichón. Es aquí donde aparece la escritura, y en concreto, la poesía como salvación.
Hessel vincula la lírica al "optimismo" y a la "alegría de vivir", porque, puntualiza, "los que sabían contar tenían más posibilidad de sobrevivir" y "en situaciones dramáticas, cuando uno posee el don de la poesía, ayuda a seguir fuerte". La poesía adquiere tintes espirituales para este superviviente de los campos de concentración que se considera alguien "nada religioso".
A sus padres debe la "suerte" de haber recibido una educación elitista en Francia, país al que llegó con apenas siete años, y poder adquirir a los 20 la nacionalidad francesa. Sus progenitores, ambos de familias adineradas, formaron con el artista francés Marcel Duchamp (amigo de Franz y amante de Helen) el célebre trío reflejado en la película Jules et Jim(1962), de François Truffaut, una de las joyas de la Nouvelle vague.
La suerte volvió a estar de su parte cuando, con apenas 28 años, y sólo un año después de librarse de morir en el campo de concentración, entró en Naciones Unidas. Como último "padre" vivo de la Declaración de Derechos Humanos, Hessel señala que esta está ahí "para indicarnos el camino" y aboga por una reforma que abra el Consejo de Seguridad a más países.

Su paseo por un mundo "injusto"

Sabe que cambiar el mundo no es fácil, pero considera que "no hay que desanimarse jamás" e insta a los ciudadanos a que se impliquen. "El mundo es menos injusto hoy que cuando yo era joven, pero sigue siendo demasiado injusto", razona Hessel, quien ve tres desafíos para las próximas décadas: "La gran diferencia entre los muy ricos y los muy pobres", la ecología y el terrorismo.
Entre sus tareas pendientes vuelve a aparecer la muerte. Esa de la que se libró en los campos de concentración y a la que Hessel no teme. El escritor francés vive su vejez repleto de esperanza ("puede ser mañana o dentro de tres años"), pero asegura que "la muerte acogerá a alguien que ha aprovechado bien su vida, a alguien que ha sido muy feliz", concluye.
Fuente: Elpublico.es