lunes, 30 de mayo de 2011

Nuevos trucos de Kika





Ha vendido 25 millones de ejemplares. Las aventuras de la niña bruja creada hace diez años por Knister, el autor alemán, siguen conquistando a los lectores más pequeños.

Durante los últimos tres años, a mediodía, cuando cierran las casetas de la Feria de Madrid, Ludger Jochmann (Bottrop, Alemania, 1952) -más conocido como Knister, padre literario de Kika Superbruja- se sentaba en un banco con la solana y seguía dibujando con parsimonia elefantes o rinocerontes en cada dedicatoria de sus libros. Pero este año el superventas infantil no puede venir. Recorre México para dar a conocer su obra. De Kika, una niña que hace hechizos de consecuencias inesperadas, se han vendido 25 millones de ejemplares, de ellos 18 en su país y 5 en España desde 1997.
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"Los niños te ayudan a saber qué interesa y qué no, no pueden ser conejillos de indias. Hago mías las palabras de Astrid Lindgren: escribo para el niño que llevo dentro", sostiene Knister. "Tengo tres hijos varones y Kika lleva diez años conmigo. Es la hija que no he tenido. Como a los chicos -que leen menos- les gusta mucho la tecnología, decidí incluir en la última parte trucos de magia. Intenté aprender encantamientos, pero me fue imposible. Así que consulto a magos profesionales y luego escribo", confiesa. "Vaya donde vaya comparan a Kika con Pippi, un personaje que cuando conquistó el mundo no lo hizo en España porque no casaba con los intereses de la época franquista".


Fue una idea de su editor que la protagonista fuese una bruja. "Yo me resistía. En Alemania hay muchas y, además, muy famosas. En cada país la pequeña hechicera recibe un nombre: Lili, Maga Martina, Kika... Elegí el nombre de Lili porque se leía bien y leer es el mensaje principal. Me sorprendió mucho que Kika se escribiese con K, que es una letra muy sonora, rotunda. Ideal para el personaje. Un publicista me explicó que la K estaba muy de moda en España. Si lo llego a saber antes la bautizo así en todas partes", explica entusiasmado. "El humor es cultural, depende mucho de cada país, y sorprende comprobar que los niños de China se ríen con Kika. Yo de siempre leí a mis hijos y a veces resultaba aburrido. Por eso meto gags dirigidos directamente a los padres", reconoce el alemán, que también invita a la lectura aunque sin tomar el camino directo. "Muchos libros empiezan con Kika visitando una biblioteca por placer, no por obligación escolar. Es una pena que se viese en la Copa del Mundo de Sudáfrica a los jugadores jugando a la play y no leyendo, lo que sería un estímulo para los niños", explica Knister, que presenta programas de animación lectora en la radio y la televisión.



Músico, empezó en Barrio Sésamo componiendo con libretos de otros autores. "Me resultaba muy raro adaptar la música al texto y decidí escribirlos yo. Escribía historias de dos o tres minutos, y fueron un éxito. En la redacción se entusiasmaron y me dijeron que me dedicara a ello, que músicos ya había muchos y no buenos letristas. Por entonces era profesor de educación especial y no tenía tiempo para hacer todo, así que dejé la música. Me costó mucho". Menos le ha costado alternar literatura y la gran pantalla. "El cine cuesta mucho dinero y los productores no quieren arriesgar, pero sí hacer mucho dinero. Ellos querían que la primera película fuese como el primer libro, así que fue complicado convencerles de que debía ser una historia nueva". En 2009 se estrenó La superbruja Kika, de Stefan Ruzowitzky, con la participación de Pilar Bardem como la bruja Surulunda, que participa también en Kika Superbruja y el viaje a Mandorlán, de Harald Sicheritz, que se estrenará el próximo octubre. Justamente es el último título nuevo que Bruño ha editado en España junto al 12º de la colección Kika Superbruja y Dani -para niños más pequeños-, El misterioso genio de la botella. La máquina está engrasada y, aunque alterne con literatura adulta y el cine, la hechicera seguirá encantando a las nuevas generaciones.


Fuente: ELPAIS.COM. Babelia